Abrámonos a la fe (más aún si cabe) y detengámonos en silencio.
Desde hoy, restaremos los amaneceres con sus atardeceres a los días hasta llegar “a ese día”.
Ya estamos en tiempo de Cuaresma, por lo cual, debemos y es el momento para acercarse al Señor por mediación de los Sacramentos y la Palabra de Dios.
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