Fotografía perteneciente al día 16/1/2020.
Ahora, cualquier día es bueno para echar la vista atrás y así estábamos hace justamente un año. En condiciones normales, estaríamos encendiendo nuestra lumbre de San Antón.
Antes de que todo nos cambiara por completo en nuestras costumbres y maneras de vivir. Antes de tener que vivir con nuestra nariz y boca cubiertos por una mascarilla que a la vez protege nuestra salud. Cuando éramos libres de contagios y libres en poder juntarnos, sin perjuicios y solo con la consigna de pasarlo bien.
Un día ya tradicional en nuestro calendario. Una fiesta popular que data desde el siglo XIII, la celebración de San Antón, un monje cristiano que fue quien descubrió la sabiduría de los animales a base de observarlos. Por eso, se le llamó el Patrón de los animales. Por aquel entonces se invocaba a las lumbres para espantar enfermedades y dar la bendición a todos los animales, principalmente a los que desempeñaban las labores más duras en el trabajo diario, como los bueyes, burros, caballos...
Una tradición que nuestra cofradía inició en el año 2016, ya que en nuestro pueblo era una fiesta popular desde la década de los 70 para atrás, encendiendo la tradicionales lumbres en diferentes barrios de nuestra localidad con las ramas de los mismos olivos después de la recolección de la aceituna. Llegaba el atardecer y acompañados de amigos y familiares para degustar unos aperitivos y bebidas haciendo una velada más llevadera, hasta que la lumbre iba saliendo ascuas para preparar una cena con productos de las recientes matanzas. Ese era nuestro ejemplo, así lo hacíamos y así esperamos poder seguir haciéndolo.
Este año nos quedan los recuerdos vividos en años anteriores y el pensamiento que cualquier momento puede ser un gran momento. Esperemos que todos lo hayáis recordado al igual que nosotros y para que el año siguiente estemos con salud plena para volver a encender la llama de San Antón.